Jueves, 29 Octubre 2015 00:00

Por quien doblan las campanas

Deysi Cheyne

«Nadie es una isla por completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de un continente, una parte de la Tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; por eso la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por tanto, nunca preguntes por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti» **. 

El pasado 14 de octubre, luego de haber terminado sus clases vespertinas en la Universidad Luterana Salvadoreña, el estudiante Francisco Salvador Martínez abordó el bus que lo llevaría a su casa, en el municipio de Soyapango. Fue asesinado esa noche por hombres desconocidos, sin ninguna causa aparente. Lo que sabemos es que Francisco trabajaba en la promoción social de la alcaldía de su municipio, intentando que los jóvenes de esas comunidades no cayeran en las garras de la delincuencia.

Tenía 23 añitos y un espíritu creativo y emprendedor que lo volvía atractivo a la vista y oídas de sus compañeras y compañeros. La noticia nos sorprendió, nos conmovió y nos indignó. El grupo de la materia de Psicología de la Personalidad que se imparte los días lunes estaba integrado por 13 estudiantes, de la carrera de Trabajo Social y Antropología. Ahora quedan solo 12. Francisco fue arrancado de tajo de su familia, de su comunidad, de las y los jóvenes con quienes trabajaba en Soyapango y del grupo de la universidad. Muchas personas sentiremos su ausencia por todo lo que él aportaba con sus conocimientos, energía y deseos de ayudar a los demás.

Un par de días antes de su muerte, recibí de él un regalo que espontáneamente me obsequió: un libro titulado “El ABC de Género” del Equipo Maíz. Pude, en ese momento, saber un poco de su vida y de sus sueños, por eso puedo imaginar ahora por qué acabaron con su vida aquellos que solo promueven la muerte, sobre todo de la gente joven que quiere construir su país de otra manera. Francisco se había formado en el tema de las nuevas masculinidades y habiendo iniciado su propio proceso de transformación sabía de la necesidad y la importancia del abordaje de esta temática para prevenir la violencia de género. También es posible imaginarse el impacto en su familia, su madre, su padre, sus hermanos.

En una especie de homenaje que el grupo de Psicología de los lunes hicimos a Francisco, evocamos su memoria durante un minuto de silencio en el aula. Luego, se promovió una reflexión sobre el texto que inicia este artículo.

La Psicología de la Personalidad enseña que cada ser humano es único e irrepetible pero, al mismo tiempo, somos parte de un “ser colectivo” conformado por hombres y mujeres individuales, unidos por la esencia de ser eso: humanos y humanas. Por eso, al desaparecer uno de sus integrantes de este “ser colectivo”, también nos están quitando una parte de cada uno de nosotras y nosotros mismos. Así entendemos las palabras célebres de John Donne. A la muerte de Francisco, doblaron las campanas en señal de duelo por su pérdida irreparable. Pero las campanas también han doblado por quienes seguimos existiendo, pues ya somos uno menos ahora, con su partida: “La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.

Vaya este homenaje para Francisco, mi estudiante de Psicología de la Personalidad, de quien queda el mejor recuerdo para la memoria colectiva de la ULS y de las generaciones actuales, cuyos jóvenes mueren día a día, en una vorágine que parece indetenible.

Parar esta masacre colectiva es responsabilidad de toda la sociedad: de los que teniendo el poder, toman decisiones y responden por lo bueno y lo malo que están haciendo, de los que sin tomarlas, están aprovechándose para beneficio propio, y de aquellas y aquellos que hasta ahora, indignados, lloramos a los muertos pero aún no sabemos cómo juntarnos para ponerle fin. Necesitamos recobrar lo humano que nos une y nos puede fortalecer para luchar por un mundo diferente, por un El Salvador nuevo como lo quería Francisco.

 

*Coordinadora del Programa de Género de la Universidad Luterana Salvadoreña

** Cita inicial en la novela Por quién doblan las campanas, de Ernest Hemingway.

Visto 2107 veces Modificado por última vez en Jueves, 29 Octubre 2015 16:12