Lunes, 04 Febrero 2019 00:00

Valoraciones de las elecciones salvadoreñas

Fotografía extraída de Pagína de Facebook Oficial de Nayib Bukele.

 

Escrito por: Daniel B. Mina

 

 

En El Salvador se han debatido dos paradigmas. El paradigma de los partidos políticos tradicionales, con fuerte trabajo territorial y grandes maquinarias electorales y el paradigma que defiende Manuel Castells1, que señala que en la posmodernidad que vivimos las redes sociales son las que determinan los resultados electorales. En este sentido se señalaba el ejemplo de México como el triunfo de las redes sociales por encima de los particos tradicionales mexicanos, el PRI y el PAN; aunque en el caso de López Obrador, estamos hablando de un candidato que perdió tres elecciones, lo cual no es el caso de Nayib Bukele, quien concurrió a una elección presidencial por primera vez, y ganó en primera vuelta.

 

Las elecciones presidenciales de 2019 en El Salvador son el punto de quiebre en la breve historia democrática del país, que se inició con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. Son elecciones de quiebre por dos razones fundamentales: primero porque suponen el fin del bipartidismo que ha permitido que en los últimos 27 años los únicos candidatos con posibilidades reales de ganar hayan sido los propuestos por el partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) o por el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Y segundo por la irrupción cuasi meteórica de un candidato outsider; aunque, por requisito constitucional, afiliado al partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), en realidad cabeza de un movimiento político (Nuevas Ideas) que no parece definir su orientación política y/o en el cual concurren diferentes tendencias políticas, lo cual hace difícil puntualizar definiciones ideológicas.

 

Se confirmaron los vaticinios de la mayoría de las encuestas publicadas hasta la fecha, la encuesta de la UCA2 53 %, de la Gavidia 57 %3, de la UTEC 58 %4 y de CONARES 61%5 de los votos válidos en todos los casos, y el outsider de 37 años se convierte en el presidente más joven de El Salvador.

 

Estos comicios suponen un quiebre para el que ha sido uno de los sistemas político-partidarios más estables de América Latina. Apoyado en pequeños partidos satélites, el binomio Arena-FMLN, ha gobernado El Salvador sin resolver sus grandes problemas estructurales vinculados al modelo neoliberal impuesto en el país desde finales del pasado siglo. Así que este 3 de febrero, los salvadoreños acudieron a las urnas con un dilema: voltear o no por completo la página del bipartidismo, lo que supone que han apostado por una alternativa —Bukele— que, a tenor de lo visto durante la campaña, es un salto bien difícil en un país de desafíos tan urgentes. Y consideramos esto porque su programa de tendencia social-demócrata, con aspiraciones de un Estado de Bienestar Social al estilo europeo, no tiene un asidero real en un país con marcadas diferencias sociales y clasistas; por lo menos no en los 5 años de su gobierno.

 

Arena gobernó veinte años consecutivos (1989-2009); y el FMLN, otros diez (2009-2019). Ni uno ni otro lograron que El Salvador desaparezca de los listados de países más subdesarrollados, más endeudados y más violentos del continente. Además, los últimos años estuvieron marcados por la judicialización de casos de corrupción al más alto nivel, con tres expresidentes procesados, que han retratado un sector político corrupto, tanto de derecha (Flores y Saca) como de izquierda (Funes).

 

Arena es el instrumento político de la reacción oligárquica salvadoreña, neoliberal y pro yanqui hasta el tuétano, no le interesa nada más que volverse a hacer del Estado, privatizar lo poco que queda por privatizar y seguir poniendo las reglas en su “finca", y eso es lo que representa su candidato Carlos Calleja. El partido FMLN ha cometido graves errores. Una nueva Ley de Pensiones, que aplasta aún más a los trabajadores y los sectores medios, más de diez nuevos impuestos que afectan a la mayoría, no han combatido la evasión fiscal de los poderosos que no quieren pagar impuestos, cero pasos reales en contra de un modelo neoliberal aplicado de la manera más cruda y desvergonzada y finalmente un grupo dirigente con un nivel de vida por encima del salvadoreño promedio de la clase media. Hugo Martínez lució como un buen candidato en uno de los peores momentos de la historia del partido FMLN6.

 

La decepción es generalizada y todas las encuestas señalaron en el tramo final de la campaña, que más de la mitad de los salvadoreños asegura que su partido político preferido es “ninguno” o en el mejor de los casos de centro izquierda y ni Arena ni el Frente se ubican en esta tendencia. El mérito de Bukele y su círculo más cercano, quien ganó la alcaldía de San Salvador en 2015 con la bandera del FMLN, es haber sabido leer, en el momento preciso, la hartura de los salvadoreños hacia el sistema y sus políticos de ambas tendencias.

 

Bukele ha impuesto la idea en las redes sociales y en los medios alternativos de comunicación (digitales), de que él personifica la ruptura con el sistema corrupto, aunque se le impuso por el sistema eleccionario que no aceptó inscribir a tiempo al Movimiento Nuevas Ideas e inhabilitó al partico Cambio Democrático, a enrolarse en GANA7, partido de derecha escisión de Arena y salpicado por escándalos de corrupción, empezando porque el hoy reo ex presidente Saca, fue su fundador en las sombras, usando como su operario político a su primo Herbert Saca.

 

La estrategia de Bukele, de acuerdo a los resultados obtenidos, ha sido exitosa: explotar su carisma, atraer a gran parte de la sociedad en contra de la corrupción generalizada que mina los cimientos del Estado y zarandear el fantasma del fraude en su contra, en lo hay que tener en cuenta que en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), ni Nuevas Ideas, ni tan siquiera GANA tiene representante, solo están representados Arena, el FMLN y el PCN8. En diciembre del año pasado, Bukele llamó a sus seguidores a protestar contra el TSE por supuestamente un cambio de tonalidad en la bandera de su partido en las papeletas e incluso toco el tema con el Secretario General de la OEA.

 

Los salvadoreños votaron por Nayib Bukele y ahora necesitan conocer propuestas firmes y reales sobre cómo afrontar la corrupción, la crisis de las pensiones, una deuda externa acumulada, el déficit fiscal galopante, la migración irregular convertida en éxodo o el fenómeno de las maras y pandillas.

 

Estamos hablando de una persona que es excelente orador, que logra crear una empatía con los que lo rodean, con el público e incluso con quien lo entrevista. De inteligencia por encima de la media. Fue criticado por no tener un título universitario; pero realmente no le hace falta ser universitario.

 

1 Castells es actualmente uno de los autores de referencia en el campo del estudio de la Sociedad de la Información. Desde el 16 de febrero de 2006 es académico de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, con la medalla número 38. Según el Social Sciences Citation Index, Manuel Castells es el quinto académico de las Ciencias Sociales más citado del mundo y el académico de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) más citado del mundo

2 Universidad José Simeón Cañas. De los jesuitas.

3 Universidad Francisco Gavidia. Donantes de Arena.

4 Universidad Tecnológica. Donantes de Arena.

5 Consejo Nacional de Rectores. Agrupa a 7 universidades privadas de tendencias ideológicas diversas, desde la derecha a la izquierda.

6 Aunque en el pasado perteneció a la Tendencia Renovadora dentro del FMLN. La cual se opuso al liderazgo del líder histórico Shafick Handal.

7 Gran Alianza por la Unidad Nacional

8 Partido de Concertación Nacional, aliado a Arena.

Visto 2710 veces Modificado por última vez en Jueves, 07 Febrero 2019 21:13