Martes, 20 Septiembre 2016 00:00

El eje del mal en El Salvador

 
Mauricio Manzano* 
 
El eje del mal en El Salvador es una unidad oscura integrados por nigromantes que solo se dedican hacer de esta sociedad inestable y sumisa más grandes sus sufrimientos. Este eje del mal se encarga de endurecer el sistema feroz y lo han llevado a un estado de frialdad materialista agravado por una deuda de espiritualidad. Cada eje está compuesto por siete imperfecciones esenciales los cuales los vuelve incapaces de solidarizarse con los otros. 
 
Si su esencia es la plenitud de la imperfección, el fin de este eje es hacer el mal, destruir, bloquear y difamar. Se mueven en las penumbras de los núcleos de los poderes, ligeros y astutos como todos los hijos de las tinieblas. Los tres están bajo las órdenes del dios mammon, idolatran la riqueza, se creen eruditos en la política, en las finanzas y en las leyes; insinúan elogios a la confianza, fidelidad, lealtad y firmeza, pero son un camuflas del desaliento, del fraude y de la inestabilidad. 
 
Son mezquinos, soberbios e hipócritas: el primero se mueve por interés avaros, solidarizan deudas y privatizan ganancias, violentan la justicia distributiva y se creen el dinamus del progreso financiero, se disfrazan de una falsa filantropía, ceden en caridad lo que deben de justicia, son los vitales ardientes del dios mammon. Esta actitud de mezquindad es la negación del progreso que izan. 
 
 Los segundos se creen los ius Illuminati, despliegan las normas y las ajustan a haberes originales y corporativos, son soberbios lacónicos, la sapiencia se reduce a una exegesis diestra ajustada, sin más. La  tercera es farsante, la doble alocución es su fisonomía específica, izan la libertad, el liberalismo para maniobrar y apolillar al régimen. Inquieren el sillón del soberano para perpetuar su prosperidad mediante legislaciones imprecisas que beneficien las disculpas de la justicia retributiva. 
 
La generalidad de las partes que conforman este eje son personas poderosas e influyentes, cuentacorrentistas, enriquecidos, líderes políticos y elites empresariales, varones y mujeres de “buen vivir”, algunos ocupan puestos de importancia en el régimen. 
 
Este eje del mal tiene al régimen de rodilla y al pueblo encorvado, como los antiguos anawines, a quienes les han robado su única riqueza, la esperanza. Además de haberles saqueado sus riquezas materiales por artificios de hecho y de derecho. Se opone a las estrategias de progreso nacional y por medios de dictaminar sentencias exprés, disparadas con fusiles focalizados hacia la presa acosada, igualmente menosprecian la perspectiva ya estriada y escarnecida del pueblo necesitado. 
 
Están llevando a los encorvados a una banda acorralada, no se han dado cuenta que los están enderezando y obligando a pelear hasta la muerte, el tigre cuando se ve acorralado no le queda más opciones que luchar hasta su muerte, pero en esos límites de la angustia aparecen fulgores que pueden activar la esperanza de estos encorvados innaturales. Fondo de crisis se percibe, pero también se perciben luces, es posible que salga algo nuevo. Porque el mal no tiene la última palabra, la mentira, la arrogancia y la hipocresía tienen extremidades insuficientes. 
 
*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña.
 
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