Martes, 01 Marzo 2016 00:00

¿Cómo vamos a salir de esta situación?

© Juan Carlos/Corbis © Juan Carlos/Corbis

Rubén Fúnez

En 1997 la revista Estudios Centro Americanos (ECA) de la Universidad Centro Americana (UCA), en un famoso editorial, comentado, incluso, por J. Ibisate, afirmaba que el neoliberalismo estaba fuera del alcance del país.

Esta afirmación significa, por lo pronto, que el neoliberalismo se presenta como un programa para responder a las más serias dificultades por las que atraviesa la población. El modo como piensan responder a estas dificultades es implementando la estrategia de competitividad. Pero lo que importa rescatar de ese análisis, es la razón última por la que urge la implementación de aquella estrategia, dicho editorial afirma que se trata, nada más pero tampoco nada menos, de que “los pobres (sean) integrados en este movimiento competitivo porque, a menos que la pobreza sea enfrentada con eficiencia, la globalización seguirá excluyendo a una gran parte de la población y erosionando su apoyo para crear una economía competitiva”.

Como muy bien lo reconoce Ibisate, un rasgo de importancia capital del texto citado, es el reconocimiento explícito de las consecuencias de la globalización, es decir, la exclusión de las grandes mayorías. Sin embargo, lo que quiero es llamar la atención de que la preocupación  en la implementación de dichos planes, es solucionar los problemas que plantea la pobreza masiva. Que los pueblos sean pobres es un freno, incluso, para el mismo neoliberalismo; entonces para que este pueda funcionar con efectividad, es inexorable responder a los desafíos de la pobreza. Es decir, el neoliberalismo se presenta como una solución a los problemas cruciales por los que atraviesa la sociedad.
 
Es verosímil pensar que este modo de presentarse en nuestro país, haya sido el modo de presentarse en otras latitudes, y lo que fue más masivamente demostrado es que no respondió a aquellos problemas acuciantes de los pobres.
 
Como consecuencia de este fracaso neoliberal, comenzó a tomar fuerza un discurso renovado de izquierda: llega al poder en  1999 Hugo Chávez en Venezuela, en el 2003, llega al poder en Brasil Lula da Silva, en el 2005 llega Evo Morales al poder en Bolivia, en el 2006 llega al poder en Ecuador Rafael Correa, y en este mismo año, Michelle Bachelet es elegida presidenta en Chile, y para finalizar este año del 2007, Cristina Kirshner gana la presidencia en Argentina, Mauricio Funes gana la presidencia en el 2009 en El Salvador y Daniel Ortega, en Nicaragua, gana de nuevo la presidencia en el 2007.

Parecía entonces que la primavera latinoamericana  se hacía en el poder. Parecía entonces, que al menos, se pondría en la dirección correcta la solución de los enormes problemas por los que atraviesan los pobres en todos estos países, que miraban a sus lideres, no sólo con simpatía, sino con una desmesurada esperanza.
 
Hay que decirlo con toda la sencillez posible, los problemas no sólo no se han comenzando a solucionar, sino que tampoco se ven visos de poder ser solucionados. Venezuela, bastión de esta nueva propuesta, pasa por una profunda crisis económica que, probablemente, haga que en las próximas elecciones, la oposición llegue de nuevo al poder. En Bolivia, Evo Morales acaba de perder en el referendum para modificar la Constitución y reelegirse para un nuevo mandato. Rafael Correa ha dicho que no se va a postular de nuevo a la presidencia, Cristina Kirshner perdió las elecciones en Argentina, en Brasil, aunque el partido de Lula sigue en el poder, está envuelto en una tremenda ola de corrupción. Las críticas en las que se ha visto envuelto Daniel en Nicaragua, son asfixiantes, a Mauricio Funes se le ha exigido que dé cuenta de su patrimonio porque, por lo visto, su enriquecimiento no es del todo transparente, y el FMLN, de acuerdo a la encuesta de la UCA publicada en la primera semana de enero del presente año, ya no es considerado, por un buen sector de la población, como representante de la izquierda del país, sino que está siendo visto más bien como una institución empresarial.

¿Podemos preguntarnos, por lo tanto, si también el discurso populista, está más allá del alcance del país? Ni los movimientos populares progresistas, ni los neoliberales han podido responder a la cruel situación en la que se encuentran los pobres. Incluso, hay que decir, que hoy la situación en la que viven es desesperante. De acuerdo a los diarios de circulación masiva, hay cerca de 90, 000 muchachos y muchachas en El Salvador (LPG) que no logran conseguir un trabajo. El miedo al futuro y la desesperación por no encontrar un trabajo, es el denominador común en nuestro país. Por lo tanto la pregunta que hay, urgentemente, que contestar es la que se formulaba Josué, alumno mío en la Universidad: ¿cómo "puercas" vamos a salir de esta situación?

*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña.

Visto 1534 veces Modificado por última vez en Martes, 01 Marzo 2016 17:42