Viernes, 29 Julio 2016 00:00

La burbuja de la ilusión y la exclusión en la sociedad salvadoreña

José Osmin Pérez Ascencio*

La sociedad salvadoreña ha perdido su razón de ser, la crisis de valores es inminente en todos los estratos sociales, la administración de la cosa pública se asemeja a una cajita de sorpresas, tal parece que la clase gobernante actúa para el sistema, mientras la sociedad se adapta al sistema, el cual se refleja en los aparatos ideológicos que difunden estereotipos que se vuelven moda entre las personas, generando una cultura de desinformación e información que es cuestionable juntamente con la desconfianza y la poca credibilidad de los funcionarios públicos. Es decir, la clase política está basada en el individualismo y no en los intereses del pueblo quien debe ser su prioridad.

La desigualdad socio económica en el país es palpable, sin embargo, eso no es solo una realidad si no una costumbre y forma parte del conformismo entre las personas, es importante aclarar que la desigualdad tiene sus causas. En el último lustro el partido oficialista no ha efectuado cambios en la estructura económica del país, sigue siendo el mismo modelo económico implementado luego de la guerra y del conflicto que no se resolvió. El modelo actual sigue intacto, las directrices que han surgido son únicamente de carácter asistencialista a modo de contener un bucle del cual la salida es cada vez más abismal, pues en una economía dolarizada, frágil y dependiente de las remesas que provienen en su mayoría del norte y permite la injerencia de Washington en los asuntos internos del país.

Claro, esta que en la actualidad el lobby de funcionarios de gobiernom que viajan a Washington en una panacea y tienen como meta pedir financiamiento para resolver algunos de las urgencias de deuda en las arcas del gobierno, así como existe la necesidad de la cooperación financiera de los organismos financieros multilaterales, mientras el oficialismo se abstiene de efectuar una reforma de ajuste fiscal contra la elusión y la evasión de impuestos, ya que con dicha acción se evitarían sobrecargar de contribuciones a los sectores más vulnerables.

Además, se presenta las dos caras de la moneda en la polarización política que vive el país; por una parte los adeptos del partido oficialista viven en la ilusión de que el gobierno es de ellos y para ellos y en la otra; un partido de oposición mezquino. Lo anterior, plantea un escenario que sirve a los intereses de los grupos de poder en la sociedad salvadoreña y se olvida de los problemas crónicos de las minorías y el pueblo que solo existe e importa en el periodo electoral. Asimismo, el abanico de la ilusión en la sociedad sigue su curso unos no son pesimistas; sino emprendedores seguros que si no trabajan no comen y no están esperanzados a que los gobernantes les resuelvan sus problemas, otros; son excluidos automáticamente por su nula participación en el rumbo del país careciendo de voz y de actitud para superar la crisis actual; más bien son parte de una cultura de desinformación y enajenación.

La lucha política de la que carece la sociedad salvadoreña, parece ser una utopía, nadie se organiza, nadie confía en la clase política y parece que a nadie le importa la política, ante tal situación se puede plantear el siguiente supuesto: ¿la minoría que es la gran mayoría, es decir, el pueblo está paralizado?, lo anterior, esta inminente representado por la frustración en algunas personas que los hace buscar nuevos horizontes, lo que produce la fuga de cerebros de jóvenes que estudian en universidades extranjeras o personas que buscan el famoso sueño americano para sacar adelante a sus familias, sin dejar atrás los desplazamientos forzosos causados por amenazas de la guerra social en el país.

También, la perspectiva que cada persona depende de su realidad y de la posición desde donde se sitúa para decir y pensar lo que le corresponde sobre la coyuntura por la que atraviesa el país, es posible que algunos segmentos de la sociedad sostengan que la política solo es para personas mayores o solo para fanáticos partidarios que desconocen las intenciones de las cúpulas de los diferentes institutos políticos, pero ante dicho escenario se debe hacer una diferencia; existe la política entendida como el enfrentamiento al establishment y sus preceptos y la política partidaria, aglutinada usualmente por sus seguidores de base y su selecto grupo tomador de decisiones.

Adicionalmente, la realidad implica un orden y al orden solo se accede por el desorden, siendo el orden una categoría política fundamental en la sociedad, lo cual refleja que es la realidad el mayor atributo del ser humano para transformar su modus vivendi. Por su parte, la sociedad salvadoreña debe emprender una lucha social, iniciando un cuestionamiento a lo que hasta el día de ahora se entiende por democracia, pues según la carta magna de la republica se ejerce una democracia representativa que deja la duda si representa al pueblo o los intereses de los grupos de poder cuyos instrumentos son los partidos políticos que solo poseen ánimo de lucro. Además, a fin de recomponer ciertos vaivenes la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ha emitido una serie de sentencias relacionadas al sistema de votación como lo es el voto por rostro y en los últimos días la ilegalidad de los diputados suplentes de la asamblea legislativa, a los cuales en su mayoría se les asignan esos cargos para pagar favores políticos y no son electos por el pueblo.

Finalmente, se debe hacer una remembranza de la realidad histórica del país, con la intención de plantear lo que se quiere y hacia donde se debe construir un mejor El Salvador. El involucramiento de los jóvenes y las personas en general en la formación de valores debe contribuir a mejorar la deteriorada idiosincrasia salvadoreña, en donde algunos sectores de la sociedad están excluidos y de su involucramiento depende la presentación de una realidad alternativa de país de modo que para lograr la resolución de conflictos se debe pensar y reflexionar el escenario actual. La apatía en la política parece ser una tendencia entre las personas pero se deben identificar los matices de los grupos de poder en el país, el partido oficialista se convirtió en lo que más odiaba y la oligarquía histórica sigue innovando y reinventado su mercado. Por ello es la lucha política la solución para organizarse y enfrentarse a las trampas del sistema, está claro que la sociedad civil está obligada a participar en la política ya que es la única vía para transformar la realidad y dejar de vivir en una burbuja de ilusión y exclusión en El Salvador.

Estudiante universitario. Pasante del Curso de Realidad Nacional d ela Universidad Luterana Salvadoreña.

Visto 8079 veces Modificado por última vez en Martes, 09 Agosto 2016 15:07

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