Lunes, 08 Julio 2019 00:00

Las Mujeres en el gobierno de Bukele

 

Deysi Cheyne1

 

A un mes de su gestión, es importante analizar el quehacer político del gobierno presidido por Nayib Bukele, a la luz de su propuesta de campaña, el Plan Cuscatlán. Hacerlo, además, desde el enfoque de género, puede ser más interesante, tomando en cuenta que abundan los análisis masculinos interesados en la gestión de este presidente tan sui generis.

 

Desde los primeros días, Bukele sorprendió con los anuncios de una lista de 8 mujeres que integrarían su gabinete: las carteras de Economía, Salud, Educación, Vivienda, Desarrollo Local, Relaciones Exteriores, Turismo y Cultura, estarían en manos de mujeres; y las áreas de Hacienda, Seguridad, Obras Públicas, Defensa, Gobernación, Trabajo, Medio Ambiente y Agricultura serían conducidas por hombres. Posteriormente constatamos que la foto fue cambiando y el gabinete actual no refleja la paridad que había ofrecido el presidente.

 

De acuerdo a sus hojas de vida, las mujeres cuentan con experiencia técnica para desempeñarse en sus cargos, los hombres también. Ya sabemos, sin embargo, que más que habilidades técnicas, en estos puestos se requiere conocimiento y destreza política para conducir una gestión pública eficiente. Y si lo que se pretende es gobernar para las mayorías, para el pueblo que fue juramentado durante la investidura presidencial, entonces se esperaría un gabinete, encabezado por un presidente, con la sensibilidad y voluntad política en favor de las y los excluidos de nuestro país.

 

Tomando en cuenta que la salud y la educación caminan juntas y deben ser los principales pilares de una sociedad, se espera que las dos mujeres al frente tendrán la sabiduría necesaria para encontrar el punto en común que les permita no hacer, como siempre lo ha sido, feudos separados, sino dos carteras de Estado al servicio de políticas públicas que respondan a los graves problemas de El Salvador: la prevención y atención a la violencia de género, la salud y educación integral de la sexualidad, la calidad educativa, la salud de las mujeres en todo su ciclo reproductivo, la educación inicial; en fin, lograr desde estos ministerios, aportar a los objetivos de desarrollo y bienestar verdaderos.

 

La nueva gobernanza”, comprometida en El Plan Cuscatlán, se expresa en “un aparato de Gobierno más eficiente, más compacto, más efectivo, más ciudadano, menos político y más técnico… que elimine los “cacicazgos institucionales”, que saque del mapa las prioridades personales o de pequeños grupos, y que ponga más interés en las prioridades ciudadanas”…., lo que implica “repensar de forma gradual todo: desde cómo concebimos el país hacia el futuro, hasta cómo debe ser una nueva arquitectura del aparato del Estado para poder ejecutarlo”2. Esperamos que estas palabras sean guía y orienten a estas dos carteras en manos de mujeres.

 

El Plan Cuscatlán, en su capítulo sobre las mujeres, también incluye compromisos con lo que nombra como “derechos económicos de las mujeres”, destacando medidas como: “focalizar beneficios fiscales para mujeres jefas de hogar, Subsidio Universal para familias por cada hijo e hija que mantengan en el sistema educativo y que obtengan excelente rendimiento académico; el IVA diferenciado y acceso a créditos blandos para adquisición de vivienda; crear un Programa de Rehabilitación para mujeres privadas de libertad que garantice la reinserción a la sociedad; crear programas para fomentar y fortalecer el cooperativismo y asociatividad de mujeres del sector informal, que contribuyan a garantizar su autonomía económica; desarrollar y fortalecer los programas que promuevan el acceso a recursos y/o créditos a bajos intereses para las mujeres productoras de El Salvador, y asegurar la creación de un fondo de garantía crediticia para mujeres emprendedoras3, entre otras. Tales compromisos también serán dirigidos por una mujer desde la cartera de Economía, en coordinación eficiente con otras carteras correspondientes a dichas medidas. Se presume que el Ministerio de Desarrollo Local, bajo la conducción de María Chichilco, tendrá gran incidencia en todo este esfuerzo de promover y hacer efectivas políticas públicas que ataquen la feminización de la pobreza en nuestro país.

 

La política exterior fue encargada a otra mujer que ya expuso su talante ante los problemas internacionales que demandan inteligencia política y prudencia. Esperamos que logre remontarlos con sabiduría femenina en bien de El Salvador. También la cultura será conducida por una mujer que tiene en su haber experiencia y sensibilidad. Esperamos mucho de ella también.

 

El presidente Bukele dijo además en su Plan Cuscatlán que el estilo de gobernar se plantea como “integrador y horizontal, devolviéndole el gran protagonismo a la gente”. El gobierno, dice Bukele, “empieza con ustedes y termina en ustedes. Es decir que cada salvadoreño y salvadoreña es el centro de nuestro gobierno”4. Los rasgos psicológicos que están reflejándose en la personalidad del presidente distan mucho de la horizontalidad e integración anunciada; más bien percibimos mucho autoritarismo y centralización de las decisiones. Aun cuando en nuestra cultura patriarcal, son rasgos aceptados popularmente, el presidente debe prever que muchos sectores sociales apreciamos mucho la libertad y la autonomía que hemos venido forjando en esta endeble democracia. No será fácil instalar una dictadura de corte civil sin resistencia de la gente pensante de nuestro país.

Sin duda, los retos son muchos, el tiempo transcurrido es corto, pero muchas de las piezas están colocadas ya en el nuevo juego de poder. Hay expectativas de que el gobierno de Bukele supere la falta de voluntad política que vivimos en los anteriores gobiernos en favor del pueblo pobre. Pronto iremos conociendo cuántos de estos retos se convierten en desafíos para el gabinete electo.

El movimiento de mujeres que luchó por más de 20 años para integrar en el Estado políticas y mecanismos que hagan avanzar la igualdad, debe ahora colocarse sus lentes de género y vigilar, dar seguimiento, monitorear, denunciar, proponer y exigir que todo lo que falta aún por conseguir, sea un desafío para el nuevo gobierno. Ante todo, hacer el intento de superar la falta de diálogo y negociación que sufrimos en la década pasada, de parte de los que gobernaron, y tomar la iniciativa para poner a prueba a las nuevas funcionarias y funcionarios públicos que, esperamos, deben intuir que ante tan difíciles problemas, solo queda construir un gobierno “más eficiente, más compacto, más efectivo, más ciudadano, menos político y más técnico. Un aparato estatal que elimine los “cacicazgos institucionales”, que saque del mapa las prioridades personales o de pequeños grupos, y que ponga más interés en las prioridades ciudadanas. Un Gobierno que, por el contrario, le dé prioridad a la participación y voz a la ciudadanía. Con ello optimizaremos la operación de cada institución; desde lo estratégico hasta lo financiero, evitando duplicidades de acciones, de proyectos, de políticas y de recursos”, como dice el Plan Cuscatlán.

 

 

1Coordinadora de la Unidad de Género y docente e investigadora de la Universidad Luterana Salvadoreña.

2 Plan Cuscatlán, apartado Mujeres. Recuperado de: https://www.plancuscatlan.com/home.php

3 Ibidem

4 Ibidem

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