Lunes, 23 Noviembre 2015 00:00

Siria. Intervención extranjera y conflicto interno

© Ameer Alhalbi/NurPhoto/Corbis © Ameer Alhalbi/NurPhoto/Corbis

Armando Briñis Zambrano

 

En el mes de octubre de 1973 Egipto y Siria atacaron simultáneamente a Israel, era la festividad judía del día del Perdón. Los combates duraron tres semanas y en dos frentes distintos. El contraataque israelí cruzó, en Egipto, el canal de Suez sin recuperar la totalidad de los territorios antes ocupados a Egipto y llegó, en Siria, a 32 kilómetros de Damasco. En el mes de noviembre se firmó el alto el fuego en el kilómetro 101 de la carretera de El Cairo-Suez.

 

Irán. El descontento popular estalló en enero de 1978 con manifestaciones en contra del Sah. El Sah huyó de Irán en enero de 1979, al tiempo que el Ayatola Ruhollah Jomeini volvía del exilio. Irán se convirtió en República Islámica (Shiíta) el 1 de abril de ese mismo año. Las relaciones con los Estados Unidos se volvieron antagónicas cuando estudiantes de Irán entraron y capturaron al personal de la embajada de este país y los catalogaron como espías y ligados con la CIA para derrocar al ayatolá como hicieron con el General Mosaddeq en 1953. El 23 de septiembre de 1980 estalló la guerra entre Irán e Irak, después de que este último país denunciara el tratado fronterizo de 1975; acabó en 1988.

 

El 12 de julio de 2006, un nuevo enfrentamiento en la frontera entre el Líbano e Israel reabrió un conflicto que se mantenía latente. La crisis, aparentemente la desató una acción guerrillera sobre territorio israelí, cuando al menos ocho soldados israelíes murieron y la milicia shií libanesa Hezbollah apresó a dos militares hebreos. Israel calificó el ataque, sucedido en una región invadida por sus militares, de “acto de guerra” e inició una nueva escalada de violencia, con un ataque directo al sur del Líbano, sobre las posiciones controladas por los milicianos de Hezbollah.

 

Los tanques y carros de combate israelita, precedidos por genocidas bombardeos de la aviación, la marina y artillería contra el sur libanes y contra los suburbios chiítas de Beirut, comenzaron a avanzar, a pesar de una resistencia que metro a metro se fue haciendo más enconada. Israel ante la imposibilidad de vencer por la armas a Hezbollah, optó por atacar zonas densamente pobladas y destruir la infraestructura vial del sur y el oriente libanés, para crear una crisis humanitaria y obstaculizar las migraciones de urgencia.

 

Hemos apuntado tres momentos históricos, en tres países diferentes: Siria, Irán y Líbano, países donde se ha encumbrado la oposición regional al proyecto estadounidense de dominio sobre la región, secundado por Occidente (Francia incluida), por Israel y las monarquías del Golfo Arábigo-Pérsico, a los que tendríamos que sumar la actual Turquía de gobierno islamita. Con relación a los primeros (Siria, Irán y Líbano), en el caso libanés, nos referimos a las milicias de Hezbollah, apoyados por Rusia, primero logísticamente y hoy abiertamente con la intervención directa con su aviación y misiles en contra del llamado Estado Islámico (EI).

 

Para EEUU; Siria y mediáticamente su Presidente Bachar Al Assad, es su enemigo en el contexto de su enfrentamiento con Irán y de su defensa a ultranza de Israel, contando con el apoyo de Occidente, de las monarquías del golfo y Turquía, sin embargo, el gobierno Obama siempre ha estado preocupado de que en el enfrentamiento armado interno de Siria, van ganando terreno los grupos islamistas más radicales, de aquí que conjuga el apoyo a la supuesta “revolución siria”, con la mayor cautela a la hora de entregar armas a los que se hacen llamar “rebeldes”; y desde el principio ha tratado de no involucrarse militarmente de manera directa.

 

Para algunos analistas también han podido utilizar al gobierno sionista de Israel, apoyando indirectamente al EI. Al respecto resulta sospechoso que nunca el EI haya atacado a Israel, cuando evidentemente ha tenido la oportunidad y lógicamente a Israel le conviene un EI en el que se centra la atención mediática, en franco olvido internacional de la perenne necesidad de la creación del Estado Palestino en las fronteras internacionalmente reconocidas de 1967, situación neurálgica y cardinal a la hora de buscar una solución negociada al conflicto del Medio Oriente.

 

La propuesta de una intervención limitada a bombardeos quirúrgicos contra objetivos sirios demuestra esta afirmación y su propia debilidad interna antes las constantes encuestas pueden explicar lo que Edward Luttwak, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, explicó en el The New York Times: el hacer algo que concilie la necesidad de llevar a la práctica algo que no quiere hacer, de alcance “limitado y casi propagandístico”; es decir, no llegar al derrocamiento de Al-Assad y el establecimiento de un nuevo régimen; sino apostar por el momento a la prolongación de la guerra siria el mayor tiempo posible a fin de evitar que venza ninguno de los dos contendientes (ni Assad ni los “rebeldes” más radicales), peligrosísimos los dos para el plan de dominio hegemónico estadounidense. Variable realmente fracasada a partir del inicio de los bombardeos rusos y el avance del ejército gubernamental sirio sobre las posiciones del EI y otras fracciones armadas en Siria.

 

Ahora, desde el punto de vista interno sirio, es imperativo determinar las causas de que el régimen de Bachar al Assad y primero del fallecido Hafez al Assad (su padre), hayan sido responsables de crímenes contra su pueblo, incluida la izquierda siria, especialmente contra miembros del Partido Comunista de este país. Las denuncias de que las intervenciones armadas externas, sostenidas por los Estados Unidos y sus aliados antes mencionados, se realizaron en contra de un país “próspero y en calma”, tienden a olvidar las manifestaciones populares motivadas por una situación revolucionaria opuestas a la eternización de una familia-dinastía en el poder.

 

A la vez es sin duda imperativo condenar los ataques contra civiles inocentes en Francia, en Siria, en Palestina y en cualquier parte donde estos se produzcan y a la vez es importante comprender que pasa y porque está pasando. Los ataques estadounidenses y franceses son condenables, y lo hacemos porque no son legales desde el punto de vista del derecho internacional, porque sólo van a agravar el sufrimiento de la población, porque es el pueblo sirio el que debe resolver sus problemas internos, porque la solidaridad internacional puede ser mucho más eficaz de otras maneras, porque esa intervención no pretende ayudar al pueblo sirio y porque sus consecuencias, incluso si realmente quisiera y lograse derrocar el régimen, serían contrarias a una verdadera revolución que tantos sirios han defendido desde el comienzo. El ejemplo de lo que ocurre actualmente en Libia es muestra convincente.

 

Por otro lado no podemos dejar de señalar que los bombardeos rusos también persiguen un objetivo geoestratégico. Rusia intenta definir un nuevo orden mundial, contando con la alianza del gigante de la economía mundial, China. Quizás y aunque parezca iluso, está en juego hoy el destino del mundo, quizás los grandes poderes hegemónicos terminen enfrentados en una conflagración de catastróficas consecuencias o quizás terminen poniéndose de acuerdo y estemos a las puertas de un nuevo reparto de esferas de influencias a nivel mundial. Las variables están sobre la mesa, los pueblos siguen siendo los afectados por las decisiones de políticos que defienden estrechos intereses de poderes económicos nacionales o transnacionales y en las arenas de Siria, en un país milenario y de extraordinaria cultura, se ha montado una vez más el macabro tablero del ajedrez político mundial.

 

 

*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña

Visto 3852 veces Modificado por última vez en Martes, 24 Noviembre 2015 18:52