Martes, 17 Noviembre 2015 00:00

El concepto de ser humano y la visión de sociedad de Ignacio Ellacuría

Mauricio Manzano

En este artículo se presenta la concepción de ser humano y el tipo de sociedad que advertía Ignacio Ellacuría. Las ideas se han extraído del discurso pronunciado al recibir el premio Alfonso Comín en Barcelona, España, el 06 de noviembre de 1989. La tesis que se esboza es “Ellacuría plantea la promoción y transformación estructural de la sociedad injusta en una más justa, solidaria e inclusiva, que ponga en el centro al ser humano de manera integral, especialmente a los más pobres”.

Ellacuría parte de una visión antropológica humanista integral del ser humano, esto es el desarrollo de todas sus facultades: físicas, sociales, intelectuales, morales, estéticas y espirituales, para que esta concepción se construya demanda de un modelo político-económico-social incluyente. A partir de esta concepción  plantea la necesidad de una trasformación de la sociedad que afecte las estructuras causantes de las condiciones injustas y que sitúe en el centro al ser humano. Para ello propone “crear modelos económicos, políticos y culturales que hagan posible una civilización del trabajo como sustitutiva de una civilización del capital”.

Ellacuría pone en el centro al ser humano y su “potenciación humanizante”, no el capital, es decir, revertiendo “una civilización del capital con una civilización del trabajo” al servicio del ser humano; por eso expresa la necesidad de formarse, desarrollar su pensamiento, concientizarse sobre los desafíos que propone la historia. En este sentido las universidades deben formar seres humanos libres, comprometidos, activos en la construcción y realización de la justicia y de su dignidad. Por supuesto, habla desde contexto diferente, finales de los ’80, pero la problemática que plantea no es muy diferente a la que vivimos hoy.

El pensamiento de Ellacuría sigue teniendo vigencia; lo que señala como las raíces fundamentales de los problemas sociales y políticos de su época, continúan hoy en día afectando a la gran mayoría de personas del país. Sus propuestas siguen siendo vigentes sobre todo cuando analizamos las vivencias y consecuencias generadas de un sistema social injusto, e inhumano, excluyente y con una violencia generalizada.

Ellacuría denuncia “la deshumanización palpable producto de la acumulación de la riqueza, poder, honor y la más cambiante gama de bienes consumibles” estaba convencido que una autentica negociación como mecanismo de resolución de la violencia imperante de la época era la solución. Igualmente estaba metido en razón que el país demandaba de un nuevo pacto social “duro y fuerte” que toque “las causas de las mayorías populares frente a las minorías elitistas” que generaban la violencia. Si hacemos la analogía con la realidad actual, no merece mayor explicación demostrativa.

Hay otro aspecto que señala Ellacuría como una de las consecuencias de la civilización del capital es “el desmejoramiento ecológico progresivo de la totalidad del planeta”, que sigue teniendo actualidad a la hora de enfrentar con la cuestión del calentamiento global. El deterioro en general del medio ambiente causante de dolencias sociales, como sequias, inundaciones, pérdida de cultivos etc., el consumo social no es compatible con el equilibrio del medio ambiente.

Para estos graves problemas Ellacuría propone anteponer la civilización del trabajo al capital. No se trata de absolutizar el trabajo como el pensamiento radical mercantilista absolutiza el capital, Esto podría llevar de la misma manera a la deshumanización del ser humano. Se trata de que ambos, capital y trabajo, deben estar servicio de la persona humana, y en particular de los más pobres. Sin atisbo de ingenuidad afirma “Pero nuestra fe, nuestra ética y nuestra filosofía no bastan por si misma…, la fe debe enfrentarse con la justicia y la justicia debe ser iluminada desde la fe vivida en la opción preferencial por los pobres”. Es decir todas las potencialidades humanas y estatales deben orientarse a la humanización del otro y la otra.

Ahora precisamos de una refundación del Estado, de un nuevo proyecto de nación que rescate la gran deuda social, que acelere el progreso humano y tecnológico y que inserte lo económico en la valorización del desarrollo humano. Ellacuría creía que este  mundo es posible si los que lo habitan, en unidad, se comprometen a realizar una trasformación estructural más justa, solidaria e inclusiva, que ponga en el centro al ser humano de manera integral, especialmente a los más pobres.

*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña

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