Viernes, 03 Julio 2015 00:00

Oscurantismo y atraso en la Asamblea Legislativa salvadoreña

 

Deysi Cheyne*

 

La alentadora noticia de que la Corte Suprema de Estados Unidos decidió aprobar el matrimonio igualitario como un “derecho constitucional” y establecer que las uniones de parejas del mismo sexo deben ser reconocidas como tales en todos los Estados del país, nos trae a la memoria que hace apenas 3 meses, el 16 de marzo pasado, la Asamblea Legislativa de nuestro país votó a favor de reformar la Constitución de la República para impedir tanto el matrimonio igualitario como la adopción homoparental.

 

47 diputados y diputadas de ARENA, GANA, PCN y PDC votaron a favor; el Partido FMLN se abstuvo. De acuerdo a la ley, la reforma deberá ser ratificada por la actual legislatura pero con mayoría calificada.

 

Este es el tercer intento que los partidos más conservadores hacen para lograr elevar a rango constitucional esta clara discriminación contra las personas de la diversidad sexual. Incluso, han pretendido negociar con el FMLN sus votos a favor de ratificar el derecho al agua y la alimentación a cambio de que sea aceptada la mencionada reforma.

 

Desde abril del 2009, estos partidos han venido librando con una gran tenacidad esta batalla. Una reforma semejante fue votada en aquel momento con los votos de todos los partidos, incluyendo los del FMLN, que terminó cediendo a las presiones del jerarca católico, el arzobispo José Luis Escobar. Sin embargo, 5 meses después, en septiembre de ese mismo año, y en el marco de la nueva legislatura, el FMLN negó sus votos para la ratificación de la reforma.

 

Este último intento de los homofóbicos legisladores generó la condena de varias organizaciones de la sociedad civil por considerarla “discriminatoria, estigmatizante, que aumenta la homofobia dentro de la sociedad salvadoreña y hasta podría aumentar los crímenes de odio”, exigiendo a la Asamblea Legislativa que “lejos de impulsar normas que restrinjan los derechos humanos de la población LGBTI, creen normas que desarrollen sus derechos y eviten las agresiones, violencia sexual, crímenes de odio, la negación de acceso al empleo, educación y justicia, injerencias en la privacidad, detenciones arbitrarias, entre otros flagelos que sufre este sector”2.

 

Sin duda, lo que acaba de ocurrir en los Estados Unidos, que ha llenado de alegría a toda la comunidad gay de ese país y del mundo entero, luego de una lucha iniciada desde la década de los años 70, tendrá su repercusión en nuestro propio país. A lo mejor, animará a más personas a asumir su identidad sexual con mayor libertad y disposición a enfrentar el reto de la discriminación y la homofobia tan profunda en la cultura salvadoreña. O, en el mejor de los casos, podría debilitar el acendrado odio de las fuerzas oscurantistas que integran el órgano legislativo y llevarlos a desistir de ratificar dicha reforma constitucional.

 

En todo caso, el Partido FMLN tiene la gran oportunidad no solo de abstenerse de votar sino votar en contra de este adefesio legislativo que solo busca imponer restricciones innecesarias para una población históricamente marginada; pero que poco a poco va recobrando su propia dignidad.

 

 

*Coordinadora del Programa de género de la Universidad Luterana Salvadoreña

 

 

2 Comunicado del Equipo Regional de Monitoreo y Análisis de Derechos Humanos en Centroamérica, ante la aprobación de la enmienda constitucional por la Asamblea Legislativa, el pasado 16 de marzo del 2015.

 

 

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