Viernes, 26 Junio 2015 00:00

¿Estamos asistiendo a una primavera centroamericana?

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Rubén Funez*

¿Estamos asistiendo a una primavera centroamericana? No lo sé. Sin embargo, las manifestaciones en Guatemala y en Honduras llenan de aire fresco este hastío, o anomía, por el que actualmente pasamos en nuestro país. La situación por la que atraviesa el pueblo salvadoreño es una situación sui generis. Yo no dudo que este país se mantendría de pie sean cuales fueren las distintas crisis económicas. Yo he sido testigo  de la voluntad de  vivir que tiene el salvadoreño.
 
Entonces se vuelve cada vez más incompresible la postración en la que se encuentra. Si en Guatemala y en Honduras se protesta por los evidentes actos de corrupción en los que se han visto involucrados sus lideres políticos, aquí nosotros tenemos una cuarta más de corrupción. Sin embargo, nada parece mosquearlo. Los especialistas dicen que actualmente se ha desenganchado la economía de la sociedad.  Es decir, en un contexto en el que todo se ha mercantilizado, en el todo se ofrece como mercancía y en el que la oferta de mano de obra barata se ha hipertrofiado, la  consecuencia “racional” es que  el trabajo pierda su valor mientras que el capital se revaloriza.

En El Salvador no asistimos únicamente a ese alejamiento entre capital y trabajo, sino que aquí, parece, que lo que se ha desenganchado es la política de la sociedad. Es que desde hace más de veinte años que los dirigentes salvadoreños renunciaron, deliberadamente, a la política. Por eso tiene razón Roberto Rubio cuando afirma que es el sistema político el que está deslegitimado.

La renuncia a la política es grave, sin embargo,  creo que la situación está  mucho peor: aquí se está experimentando no la crisis de un sistema político, sino la carencia de ún sistema político. Si el sistema político estuviera deslegitimado haría que construir otro, aquí no hay sistema político: en un sistema político se discutirían razones políticas, pero si lo que se discute son negocios, más que sistema político hay que hablar de gestión de empresas. La política busca la transformación de la sociedad y por extensión la transformación de la realidad. Una discusión empresarial, busca la rentabilidad de las inversiones privadas.

Si este análisis proviniera de alguien que simplemente estuviera resentido con el gobierno porque no le ha permitido lucrarse también de la cosa pública, se podría simplemente clasificar como mero desahogo ideológico, pero cuando proviene de militantes históricos de ARENA tiene que forzarnos a  pensar. Este lunes en el canal 21, tanto Mena Lagos, como Gloria Salguero coincidían en que era sospechoso el silencio de ARENA, frente a lo que llamaron “mentiras del gobierno”.  Mena Lagos cree que se trata de un silencio cómplice, es decir, sospecha de que hay un previo acuerdo entre las cúpulas partidarias, que impide a ARENA llevar a cabo cualquier tipo de protesta. Este arenero dijo, incluso, que hoy los cafetaleros de entonces, es decir los cafetaleros históricos, y él lo sabe perfectamente bien  porque proviene  del sector cafetalero de este país, tienen que competir con los nuevos cafetaleros. Y estos nuevos cafetaleros son nada más y nada menos que  gente del FMLN.

Entonces pareciera que se trata de lo mismo: ¿son las cúpulas partidarias lo mismo? Es una pregunta urgente que la población tiene inexorablemente que responderse. Sin embargo,  la población no ha salido todavía de su sueño dogmático: todavía en las elecciones pasadas, los areneros votaron para que el Frente no siga el poder; y los farabundistas votaron para que ARENA no vuelva al poder. Sin embargo, han comenzado a entender, aunque de modo nebuloso que tanto uno como otro partido no hacen estrictamente hablando política, sino que lo que hacen son negocios. Esto, momentáneamente, los tiene sumidos en una  profunda anomia. Y el desfallecimiento es tal que pueden aparecer los corruptos con nombre y apellido no encuentran, todavía, la fuerza para pronunciarse ante dicha corrupción.
 
Tanto el Frente como ARENA son una pesada loza que está reteniendo la protesta del pueblo. Pero como también dicen los especialistas: la aversión también es consecuencia de esta situación de vulnerabilidad en la que se encuentra la población; por lo tanto, hay que esperar que a la anomia le siga la aversión, la rabia ante este malsano estado de cosas. Algo tiene que ocurrir y como dice Roberto Rubio, hay que trabajar en ello.

Entonces, no podemos hablar todavía de primavera centroamericana, esto se parece más bien a la noche oscura de San Juan de la Cruz.

*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña.

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