Viernes, 15 Mayo 2015 00:00

La sala de lo constitucional y la realidad nacional

Rubén Fúnez*
 
Queremos reflexionar un poco más, acerca de la situación que ha abierto la querella entre la Sala de lo constitucional y el Tribunal Supremo Electoral. Hay una serie de factores que llaman la atención de este conflicto y que pueden servirnos para entender la sociedad en la que hacemos nuestra vida, y en la que, como le ha estado gustando decir a Luis González, queremos vivir la buena vida. 
 
Lo primero que llama la atención es que esta Sala no siempre se ha puesto  de acuerdo con la aparente facilidad en la que esta vez lo ha hecho. En conflictos anteriores se han explicitado las diferencias estructurales que hay entre los distintos magistrados que integran la Sala, cuestión que, por otro lado, es lo saludable que ocurra, tal como lo establece la ley: la normativa en los fallos en materia constitucional deben avalarse por mayoría de cuatro votos y no por unanimidad. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, al menos no ha sido evidente ningún desacuerdo, la unanimidad ha sido notoria.
 
La resolución de la Sala lo único que estaba pidiendo es que se recontaran los votos, porque de acuerdo a los demandantes, se habían dado ciertas anomalías que atentaban contra la transparencia del proceso eleccionario. Así, en una primera aproximación, no tuvo porque haber dificultad, no es la intromisión de un poder en otro poder, sino la demanda que por derecho le competen a los ciudadanos de exigir transparencia en un asunto que además es de su plena incumbencia. 
 
Sin embargo, el conteo se fue demorando de tal manera que se llegó el primero de mayo y todavía no se había concluido, por lo cual no se pudo constituir la nueva Asamblea Legislativa. Ante esto, tanto militantes del FMLN, como el mismo Presidente de la República se han pronunciado en contra de la legítima praxis de la Sala de lo Constitucional. En cambio ARENA se ha pronunciado en favor de ella. Sin embargo, y si nos atenemos a los hechos, al menos que nosotros sepamos, ni el Frente, ni Arena habían dicho nada de las irregularidades en el conteo de los votos. Desde esta perspectiva, dieron la impresión de mantener un implícito acuerdo del modo como estaba procediendo el Tribunal Supremo Electoral. 
 
Pasado el re-conteo de votos y quedando sin efecto la medida cautelar, contra los diputados de San Salvador, se ha comenzado a buscar el sentido de dicho conflicto, y aparentemente se está imponiendo aquella que sostiene que con lo sucedido a quien se le ha dado la razón es al votante. Lo ocurrido es un mensaje al ciudadano de que su voto tiene valor. 
 
Sin embargo, dado que para nosotros no es tan transparente dicho resultado queremos con honradez preguntarnos ¿qué es lo que está en juego en esta problemática? y ¿qué vinculación puede tener con los problemas fundamentales de la sociedad? 
 
Es del buen gusto de  Dagoberto Gutiérrez, cuando analiza la realidad, aproximarse a ella identificando las contradicciones principales. Por eso tomando como punto de partida ese modo de proceder hemos comenzado por preguntarnos ¿cuál es la contradicción principal que se manifiesta en dicho conflicto? Hay que decir que más bien el conflicto entre la Sala y el Tribunal Supremo Electoral lo que ha hecho es justamente ocultar la contradicción. Veamos por qué. La campaña electoral puso como contendientes, por un lado a Nayib Bukele, y por el otro, a Edwin Zamora. Sin embargo, y como muy bien lo saben los que han estudiado filosofía, Comte ha establecido que el individuo es una abstracción y que lo concreto es el grupo social. 
 
Desde esta perspectiva, lo que hay que analizar aquí es a qué grupo representan estos candidatos y de ese modo desvelaremos la contradicción fundamental. Durante la campaña y sobre todo por el modo de proceder del candidato farabundista, se fue haciendo evidente que estos dos candidatos no eran justamente a sus respectivos partidos a los que representaban; sino que, rigurosamente hablando, representaban a dos sectores económicamente poderosos que se estaban disputando el poder. Según nuestro parecer, era esta contradicción la que, de algún modo, comenzada a quedar en el imaginario, digamos, del votante, cuestión que podría ser grave para el actual sistema político.
 
Entonces ¿Qué ocurrió? Que la Sala consciente o inconscientemente desplazó el interés hacia la supuesta contradicción entre ella y el tribunal, entre ella y las supuestas cúpulas partidarias, entre ella y su renuencia a aceptar la “partidarización” del Tribunal. 
 
Queremos insistir en que la apuesta de la Sala es legítima, sin embargo distrajo acerca de la contradicción principal de la realidad. Y esta distracción de alguna manera ha venido a potenciar, a  legitimar al actual sistema político. Y, por extensión, al actual sistema económico. Que la gente vote es bueno para el funcionamiento del sistema. Si se hubiera explicitado mejor la contradicción principal, lo que iba a ponerse en cuestión era justamente la importancia o no del voto.
 
*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña
 
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