Lunes, 11 Mayo 2015 00:00

A 70 años de la victoria del Socialismo

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Dagoberto Gutiérrez*
 
En la Segunda Guerra Mundial, a mediados del siglo pasado, Occidente intentó acabar con la Unión Soviética y el socialismo, usando para ello al poderoso ejército de la Alemania Nazi de Adolfo Hitler. Recordemos que a principios del año 41, Hitler atacó a Inglaterra por el aire, como una preparación para una invasión por tierra, pero ese mismo año se intensificaron los preparativos para el ataque contra la URSS. Por supuesto que el enemigo de la Alemania Nazi era el socialismo soviético, por encima de cualquier distancia y rivalidad con Occidente. Estados Unidos, Inglaterra y los otros aliados, esperaban que Hitler venciera a la URSS, pero desangrándose y debilitándose, y que la URSS también se desangrara. Ambas situaciones favorecían el control occidental de la guerra  y sus resultados.
 
Estos cálculos no resultaron y los sueños nazi de dominio mundial, y los de Occidente, de acabar con el socialismo, se estrellaron con las victorias soviéticas en las batallas de Moscú, a fines del mismo año 41, la batalla de Stalingrado (la más importante de la Segunda Guerra), en el 42, la gigantesca batalla de tanques de los Arcos de Kurs en el año 43, y la batalla de Berlín, en el año 45. El heroico ejército rojo y el invencible pueblo soviético, derrotaron al ejército hitleriano.
 
En estos acontecimientos se enfrentaron la fuerza del socialismo frente al capitalismo, la tecnología militar soviética y la maestría superior del mando soviético sobre el mando nazi. El costo de cerca de 25 millones de vidas soviéticas es un aporte inolvidable a la libertad de ese país, a la democracia y a la humanidad entera que el mundo no debe olvidar jamás. 
 
Algo más de 40 años después la URSS entró en un proceso de derrumbe y agotamiento, y este momento fue aprovechado por el imperio estadounidense para erigirse como el único poder controlador de todos los continentes, recursos y ejércitos de todos los países del planeta. Nunca antes en la historia habíamos vivido ese momento tan peligroso. 
 
De las cenizas aún humeantes de la Unión Soviética, se levanta la República Rusa, con la conducción y la guía de Vladimir Putin. Este, que es el padre de la nueva Rusia, superó los momentos amargos de debilidad y humillación rusa a manos de Occidente, logró alcanzar la cohesión, la unidad, el orgullo y la férrea identidad del pueblo ruso frente a Occidente. Estos aspectos son necesarios para que Rusia juegue el papel histórico en la lucha de la humanidad por un mundo multipolar, que es la pelea esencial de los tiempos actuales. Una Rusia poderosa como la actual es capaz de dialogar de tú a tú con Europa, de negociar como socios, de limitar el control yanqui sobre el planeta, y de construir un nuevo diálogo con una Europa que necesita independencia frente a Estados Unidos, y de una política propia. No olvidemos que, históricamente, Rusia ha sido vista por Europa como un país distante, amenazante y temible, y eso se confirmó con las victorias rusas sobre Napoleón Bonaparte en 1812 y la victoria soviética sobre el ejército hitleriano en 1945.
 
Actualmente, Rusia es un poderoso socio comercial de los países europeos y pieza clave en la alianza estratégica con China, porque Rusia es Occidente y Oriente al mismo tiempo, y junto con China, son la piedra de toque de lo que se llama Eurasia, que es el otro polo que se enfrenta al imperio estadounidense en este momento histórico. La confrontación de Eurasia y Washington comprende la economía, la ciencia y tecnología, los mercados y la guerra misma. En realidad, las cosas pueden estar dispuestas para confrontaciones de significados planetarios, y por eso resulta significativo que en la celebración de los 70 años de la victoria, Occidente no estuviera presente. Así como es revelador todo el acompañamiento planetario que se hizo presente en Moscú, cerca de Rusia, en Eurasia y con Eurasia.

 

La celebración de la victoria soviética expresa la actual correlación planetaria de fuerzas, el nuevo agrupamiento mundial, y el papel decisivo y determinante que juega Eurasia en los terrenos económico, militar, de mercados, científico, diplomático y geopolítico. 
 
Los 70 años de la derrota Nazi encuentran al mundo en un proceso de recomposición y reagrupamiento con la formación de bloques, con nuevas monedas para sustituir al dólar y nuevas condiciones para un mundo multipolar en donde Suramérica juega un papel decisivo y las revoluciones cubana y venezolana apuntalan el papel de América Latina en el mundo actual.
 
Rendimos homenaje eterno al heroico pueblo soviético, al pueblo chino y a todos los pueblos del mundo que hicieron posible la derrota de esa amenaza perversa. Compartimos la alegría por la victoria y el dolor por las vidas sacrificadas.    
 
*Vicerrector de la  Universiada Luterana Salvadoreña                    
 
Visto 2207 veces Modificado por última vez en Martes, 12 Mayo 2015 13:36