Artículo | Desafíos para la educación en tiempos de pandemia

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Fotografía de dominio público, tomada de Pexels.

 

 

 

 

 

Deysi Cheyne
Docente universitaria


A dos años de la pandemia por COVID-19, todo el sistema educativo ha transitado por diferentes medidas y mecanismos para garantizar que los procesos de enseñanza aprendizaje no se paralizaran y los ciclos escolares y universitarios se cumplieran en los tiempos estipulados.


A principios del presente año, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (MINEDUCYT) informó oficialmente que el año escolar 2022 continuaría bajo la modalidad semipresencial opcional y multimodal para los sectores público y privado de todos los niveles educativos, desde educación inicial hasta educación superior.


Durante la inauguración del año escolar, la ministra de dicha cartera de Estado señaló que para el sector público se seguirán utilizando las diversas plataformas dispuestas para docentes y estudiantes y otros medios como la radio, la televisión, guías impresas y Google classroom. “Esta flexibilidad es la que nos permite garantizar la salud, la vida y garantizar el derecho a la educación”, la cual “está en el centro de las prioridades de este gobierno y es entendida como un derecho, no como un servicio”.


Siendo un derecho, la educación es responsabilidad del Estado, y su calidad, un desafío permanente para garantizar su propósito fundamental: el desarrollo integral de sus habitantes. En el marco de la pandemia, sin duda este desafío se complejiza y obliga a los diferentes actores nacionales e internacionales vinculados a la educación a repensar en los viejos y nuevos retos que la realidad demanda.


Repensar significa identificarlos, contextualizarlos y asumirlos, no como retos solamente sino como desafíos de los que nos hacemos cargo, encontrando los caminos más adecuados y viables para su consecución. Por lo tanto, una primera tarea será su identificación a partir de la experiencia que hemos vivido en los últimos dos años y su confrontación con los problemas que ya veníamos arrastrando antes de la pandemia.


Para ello, es necesario recordar que desde inicios de los años noventa, la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jack Delors, entregó a la UNESCO un informo titulado: La educación encierra un tesoro, definiendo a esta como un instrumento para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. En el capitulo IV de dicho estudio se destaca que la educación, a lo largo de la vida, está basada en cuatro pilares, los cuales constituyen un todo y no son componentes individuales: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos.

De forma resumida, estos pilares, es decir, los 4 objetivos que la educación debe cumplir, son explicados así:


• Aprender a conocer: implica la combinación de una amplia cultura general con la posibilidad de profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias, lo que supone, aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida. Se trata de enseñar a construir el conocimiento para que se pueda seguir aprendiendo toda la vida, adquirir una postura crítica respecto al saber y orientar el pensamiento hacia los valores trascendentes. Es decir, se trata de enseñar a pensar.


• Aprender a hacer: significa que no bastan los conocimientos teóricos para desempeñarse bien profesionalmente y hacer la vida mejor y más productiva. Se trata de adquirir competencias que capaciten a las personas a hacer frente a gran número de situaciones y aprendan a trabajar en equipo, para poner en práctica toda la teoría asimilada. Esto exige que aprendan herramientas y técnicas y su sentido ético y práctico, vinculándolo con el mundo del trabajo, el mejoramiento de la sociedad y con la dignidad de las personas en relación con sus actividades de subsistencia.


• Aprender a ser: tomando en cuenta que, en una formación integral, a los seres humanos no solo se les transmiten saberes sino también valores y enfoques de cómo entender el mundo para que se forjen personalidades con capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Se debe enseñar a ser y potenciar sus identidades en base a los valores deseados que garanticen que las nuevas generaciones se comprometan con lo mejor de la cultura nacional con un sentido de pertenencia, de justicia, de trascendencia y de verdad.


• Aprender a vivir juntos: requiere la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia -realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos- respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz. Se trata de que la educación implique un profundo sentido de comunidad y enseñe a convivir a las personas, enfrentando las dificultades que conlleva la sociedad global en la que nos desenvolvemos. Todo proceso educativo debe combatir la discriminación, la violencia, la desigualdad, la injustica social y todos aquellos problemas que nos conflictúan e impiden la convivencia armoniosa entre los seres humanos. Para ello, debe garantizarse una formación social, moral y ética que permita resolver las diferencias de manera responsable, civilizada y, sobre todo, ética.
 
Por su lado, la filósofa Martha Nussbaum (2000) define a la educación como libertad y propone como modelo educativo una ciudadanía democrática que debe incluir tres capacidades esenciales: un pensamiento crítico, es decir, la capacidad para examinarse críticamente a uno mismo y a las propias tradiciones; una ciudadanía global, como aptitud no sólo de percibirse como ciudadanos de algún ámbito local, sino también como seres humanos unidos a los demás por vínculos de reconocimiento y correspondencia y  una comprensión creativa, que significa pensar cómo podría ser el estar en los zapatos de una persona diferente.
 
Sin duda, los desafíos planteados por la pandemia en el marco de la educación deben considerar todas estas reflexiones que empezaron a hacerse desde la última década del siglo XX y que siguen vigentes en el mundo de hoy. Si hoy se imponen las modalidades virtuales e hibridas junto con la presencial, se tiene que generar una pedagogía y una didáctica acorde a los propósitos educativos antes planteados y al hecho de reconocer el destino común y la pertenencia a una comunidad global que exige asumir responsabilidades compartidas frente al futuro y la sostenibilidad del planeta.
 
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Recuperado de:

1. https://www.mined.gob.sv/2022/01/31/inicia-ano-escolar-2022-de-manera-semipresencial-opcional-y-multimodal/

2. Delors, J. (1996.): “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, Madrid, España: Santillana/UNESCO. pp. 91-103.

3. https://concepto.de/pilares-de-la-educacion/
4. https://concepto.de/pilares-de-la-educacion/
5. Entreculturas (2016). El principal objetivo de la educación: el desarrollo integral de la persona. España.

 

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