Miércoles, 22 Diciembre 2021 00:00

El proceso de independencia en el Reino de Guatemala.

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Fotografía tomada de Pixabay.


Rodrigo Antonio Colorado. Antropólogo e investigador independiente.      www.rodrigocolorado.com

El presente artículo es un ensayo con base en un estudio interdisciplinario de las Ciencias Sociales, teniendo en cuenta el análisis historiográfico, el cual estudia las interpretaciones del “proceso independentista del Reino de Guatemala”. El proceso independentista de la provincia de San Salvador, forma parte de una estructura compleja de los actores sociales que planificaron, estructuraron y realizaron dicho proceso. No se puede hablar de proceso independentista en la provincia de San Salvador y el Reino de Guatemala, sin tomar en cuenta a los actores sociales, los cuales fueron: Criollos (Sectores dominantes y hegemónicos), indios, mulatos, negros, mestizos, peninsulares y ladinos (Sectores subalternos).   

En todo proceso histórico, los seres humanos se desarrollan como actores sociales que construyen sus propias dinámicas socio culturales. Una clave para entender el proceso de independencia centroamericana es la visión que analiza las clases sociales. Con esta premisa nos referiremos al análisis historiográfico alternativo mexicano que analiza la acción social de clases sociales y los dirigentes de la llamada Independencia del Reino de Guatemala. La llamada Historia Crítica Mexicana formula (Aguirre, S.f), que la historia la hacen las masas, pero también los líderes en una compleja trama que sintetiza y combina a la vez participación de las clases sociales con los itinerarios individuales. Sin embargo, el acontecimiento histórico de la independencia en el Reino de Guatemala representa para los historiadores como la expresión emancipadora de las nuevas clases dominantes y no de las clases subalternas.

Para ser más explícitos con este epíteto de la historiografía que considera que existen líderes e intelectuales que guían los procesos históricos en la historia humana, haremos referencia a la filosofía que iluminará este análisis del proceso de independencia de Centroamérica. El filósofo Díaz (1993) nos comenta que la reflexión filosófica es el quehacer cotidiano del ser humano, pero no todos tienen la función orgánica de intelectuales en la sociedad. Bajo esta lógica, colocaremos a los líderes e intelectuales criollos que participaron en la independencia de España en el Reino de Guatemala en el año 1821. Continuando con la explicación (Díaz, 1993), señala que el papel de “los intelectuales se desenvuelven en las superestructuras, de las que son funcionarios, cada modo de producción condiciona el tipo de intelectuales” (p. 174).

En el marco teórico de la Antropología, el significado de la Independencia en el Reino de Guatemala se enuncia a través del análisis cultural Rosas et al. (1991) quien considera que la cultura "denota un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos,  un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas con las cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida" (p.44 y p.45). Como se observa, la Antropología nos muestra que se puede trabajar en un análisis interdisciplinario,debido a que se encarga de interpretar los símbolos que los hombres crean y recrean en tradiciones transmitidas en el concepto del imaginario social que se habla en las celebraciones de los días 5 de Noviembre de 1811 y el 15 de Septiembre de 1821. La antropología descodifica estos símbolos para enriquecerlos en las cotidianidades actuales. 

A partir del planteamiento historiográfico,  la Escuela Crítica Mexicana de los Annales nos presenta el concepto de larga duración el cual se manifiesta como una estructura de todo lo que resiste al tiempo de la historia; lo que dura e incluso perdura por tanto algo muy real (Goberna, 2003). Con este apelativo, situaremos los intereses y aspiraciones ideológicas y culturales de los intelectuales orgánicos representantes de los criollos en el Reino de Guatemala, representados por José Cecilio del Valle, Gabino Gaínza y en San Salvador con José Matías Delgado.

El contexto histórico de la independencia del 5 de Noviembre de 1811.

El desarrollo histórico de los pueblos está marcado por diferentes movimientos sociales que enmarcaron la necesidad de cambios, ajustes y adopciones de tendencias exógenas y de planteamientos locales. En este sentido, la historia de El Salvador no es la excepción de la regla; los movimientos insurreccionales estamparon una pauta de descontento y a la vez de conveniencia.

Tomando en cuenta la referencia histórica, Ibarra (2004) manifiesta que, a principios del siglo XIX, “la provincia de San Salvador era políticamente administrada por una intendencia perteneciente a la Capitanía de Guatemala”. De ahí que la referencia de una provincia dependiente y marginada daba lugar al desarrollo y divulgación de directrices de parte de dicha capitanía con el fin de establecer su poder político en diferentes provincias pertenecientes a Guatemala.

Las motivaciones que desencadenaron esta insurrección son abordadas por Méndez (1998) citando a Marroquín el cual explica que los factores que incidieron en la Independencia fueron de carácter social, político, ideológico, económico e internacional. Dichos contextos permiten abordar de una manera más holística y objetiva las motivaciones que generaron estos movimientos independistas.

Debido a que la temática de este ensayo bibliográfico está orientado a visualizar la participación real de las mayorías en estos movimientos insurreccionales, es necesario establecer un parámetro que permita interpretar el involucramiento de los actores en cuestión. 

Las clases sociales (Méndez, 1998) que existían en la sociedad colonial estaban divididas de la siguiente forma: españoles peninsulares, españoles criollos, ladinos o mestizos, mulatos o negros y finalmente indios. 

Esta estratificación demuestra dos disyuntivas: conceptualmente separadas y socioculturalmente homogeneizadas creaban nuevos perfiles sociales.  En una investigación ampliada sobre lo sociedad de la época colonial en El Salvador movimiento de 1811 (Marroquín, 2000) presenta una tabla descriptiva de oposiciones duales:

1ª Oposición: indios vs. españoles peninsulares

2ª Oposición: indios vs. españoles criollos

3ª Oposición: indios vs. mestizos

4ª Oposición: indios vs negros y mulatos

5ª Oposición: españoles peninsulares vs. criollos

6ª Oposición: españoles peninsulares vs mestizos

7ª Oposición: españoles peninsulares vs mulatos y negros

8ª Oposición: españoles criollos vs mestizos

9ª Oposición: españoles criollos vs mulatos y negros

10ª Oposición: mestizos vs. Mulatos y negros (p.22)

Las oposiciones no solamente reflejan la herencia del malestar de la conquista, sino que también establece puntos de inflexión que desmarcan los intereses que cada grupo tenía en relación con su beneficio político. El mismo autor, presenta una interesante gráfica que puede ayudar dilucidar las divisiones de las clases sociales en 1807.

La lectura preliminar de los estratos sociales presentados anteriormente posibilita establecer un análisis aproximado a principios del siglo XIX. Los grupos de la clase dominante o minorías poderosas están representados por españoles y criollos que contrastan levemente con otra minoría oprimida representada por los negros y mulatos. El punto de partida para establecer quienes representaban las mayorías está enmarcado entre los ladinos 53.07% y los indios con un 43.07 % a favor de los primeros.

Con esta referencia histórica, Marroquín (2000) propone que el movimiento conducido por Delgado, Arce y Lara quienes representan a los criollos insurgentes se caracteriza por olvidar a los cientos de incógnitos, ladinos e indios que fueron verdaderamente los catalizadores de la insurrección. Por consiguiente, la representación de los criollos se refleja en el 2.0 % como minoría.

No obstante, Méndez (1998) critica la posición de Marroquín en definir quiénes fueron los auténticos motores de la insurrección y aclara que dicho perfil estaba exclusivamente empoderado por los líderes religiosos Aguilar, José Matías Delgado, Manuel José Arce y otros parientes de familias de poder económico dominante.

 En cierta medida no se puede negar que tanto los indios como los ladinos participaron en estos movimientos, pero como objetos y no sujetos en el cumplimiento de preceptos provenientes de las clases poderosas.

¿Fue apoyada la insurgencia de 1811? Los Criollos estaban divididos pues esto también obedecía a conveniencias particulares y regionales debido a que San Salvador no estaba unido políticamente como bloque político, la situación marcaba una situación en donde había grupos locales que apoyaban la independencia y otros la rechazaban. 

Volviendo al tema de la representatividad del colectivo y habiendo determinado el grueso de las clases sociales, cuatro años previos al Primer Grito de la Independencia, es obligatorio definir los conceptos patria y pueblo

 Grenni (2013) da a conocer que en las revueltas o revoluciones incorporaban el concepto patrio que básicamente representaba un “sector generalmente pequeño de la población: los españoles americanos que usan estos conceptos como una forma de definir sus intereses y distinguirlos así de los españoles peninsulares” (p.147).

La relevancia del uso de estas palabras claves mostraban claramente una acción de manipulación de tipo social el cual conllevaba objetivos de creación de identidades locales partiendo de la diferenciación de los europeos y americanos y análogamente la consecución de sus intereses particulares.

El autor también aclara que en todos estos movimientos era necesario contextualizar palabras como pueblo, plebe, vecinos, vecindario con el objetivo de identificar a “la población que participaba en las revueltas en mayor o menor medida, y quienes representaban y quienes declararon las independencias” (Grenni, p.148). 

De ahí que es consecuente delimitar quienes eran los participantes en dichas gestas debido a que al identificar al colectivo en cuestión favorecía a interpretar si dicha representatividad del pueblo realmente existió.

De acuerdo con los escritos históricos reproducidos por los Criollos, las alusiones de la plebe y su participación en las manifestaciones del 5 de noviembre de 1811 en San Salvador reflejaban un claro descrédito (Grenni, p.148).

Irónicamente el pueblo es mostrado según la versión oficial de la lectura de las convocatorias firmadas por don Manuel Rodríguez.

Nuevamente requerido el pueblo de si era aquella su voluntad variante dijo: que, sí y para afianzar más su obligación juro solemnemente un ciego obedecimiento a este cuerpo instalado bajo las leyes Municipales, bajo la religión cristiana, bajo la superioridad de las cortes en todo lo justo y bajo en nombre amado de Fernando Séptimo. (Méndez, 1998, p.22)

Entonces, la lectura de este extracto define la presencia del pueblo en estos movimientos colectivos; sin embargo, nos detenemos a cuestionar para identificar los sujetos históricos involucrados, qué intereses los motivaba y si eran plenamente representativos del colectivo salvadoreño.

El contexto histórico de la independencia del 15 de Septiembre de 1821.

En el contexto histórico en que se desarrolló la independencia en el Reino de Guatemala el 15 de Septiembre de 1821, existieron algunas situaciones políticas administrativas, jurídicas y económicas, que iniciaron la declaración de la independencia de España, por ejemplo L. Villoro (S.f) nos plantea, que la gran mayoría de los puestos administrativos y militares importantes y aun en la carrera eclesiástica eran asignados a inmigrantes peninsulares, es decir, a españoles que llegaban a vivir al Reino de Guatemala.

En una misma lógica, el historiador Pelaez (1976), describe la independencia como un hecho que suprimió el gobierno representativo de las clases dominantes españolas, pero fue la implantación del gobierno de una clase colonial dominante. 

El investigador social Zimmerman (2009), expresa que el Reino de Guatemala responde a las características grabadas por el modo de producción colonial que fue instaurado con la dominación de los indios y de sus tierras. Como podemos observar, este es el contexto histórico que se desarrolla el movimiento independentista.

Sin embargo, no existe la posibilidad de realizar un análisis parcial de las relaciones sociales del Reino de Guatemala en el contexto de la Independencia del 15 de Septiembre de 1821, ya que las fuentes primarias en el caso de Meléndez (1971) nos presenta un contexto histórico en donde los Indios eran la clase subalterna y estaban en la primera división del pueblo. Esta clase socio cultural no se consideraba revoltosa pero fueron marcados como pobres, sin principios, ni costumbres lo que facilitó su participación en el movimiento independentista. En el caso de las otras clases subalternas como lo fueron los Mulatos, siempre fueron del partido de la independencia, por el anhelo y deseo de llegar a igualarse, y poder participar de los honores y distinciones que disfrutaban los Criollos, o Españoles Americanos.

Retomando el concepto de larga duración de la historiografia de los Anales y situándolo en el contexto en que se desarrollaron los intereses y aspiraciones ideológicas-culturales de los intelectuales Criollos del Reino de Guatemala, se evidencia que existe un acercamiento explícito que se refleja en el acta de independencia del 15 de Septiembre de 1821 que expresa que: 

1º Que siendo la independencia del gobierno Español, la voluntad gral. Del pueblo de Guat, y sin perjuicio de lo q. determine sobre ella el Congreso q. debe formarse, el Sor. Geje Político la mande publicar pa. Prevenr las consecuencias q. serían temibles en el caso de q. la proclamase de hecho el mismo pueblo”. “7º Que tanto, no haciendo novedad en las autorirades establecidas, sigan estas ejerciendo sus atribuciones. Respectivas con arregló  á la Constitución, Decretos, y leyes, hasta q. el Congreso indicado determine lo q. sea mas justo y benefico. 11. Que la religión catolica, q. hemos profesado en los Siglos anteriores, y profesaremos en lo sucesivo, se conserve pura é inalterable, mantendo vivo el espíritu de la religiosidad q. há distinguido spre. á Guatemala, respetando á los Ministros eclesiasticos seculares y regulares, y protegiendoles en sus personas y propiedades”. (Meléndez, 1971, págs.243 y 244), los sujetos históricos que sobresalen en la firma de esta acta son: Gabino Gaínza representando al Reino de Guatemala y José Matías Delgado a San Salvador.

Se observa en el acta de independencia del 15 de Septiembre de 1821, los intereses de las clases dominantes entre ellas los Criollos que se encuentran administrando políticamente, económicamente, militarmente y eclesialmente el Reino de Guatemala, su único interés es ya no establecer relaciones económicas con la Metrópoli en España, dicha clase dominante en alianza con los sectores subalternos: Mulatos e indios quieren mantener el Statu quo.

Para el intelectual orgánico Gabino Gaínza, administrador político del Reino de Guatemala en una fuente primaria denomina al Bando del 17 de Septiembre (Meléndez 1971) dice que la independencia proclamada y jurada el 15 de septiembre del corriente, es para no depender de la península y de poder realizar toda labor administrativa.

En un análisis similar, la historiadora  Silvia Dutrènit (1988) nos expone que la proclamada independencia representa la continuidad de los administradores del Reino de Guatemala en el Gobierno independiente. Tal como dice Silvia Dutrènit (1988), el acta de independencia recoge las vacilaciones de los sectores deseosos de la emancipación. Bajo esta misma premisa en donde se expresa las aspiraciones de la clase dominante Criolla, el análisis historiográfico de Browning (1982) nos expresa que la declaración real de la independencia política había sido redactado por una pequeña minoría.

El historiador Ortega (1995, p.539) encontró lo siguiente:

Se puede leer el Acta del 15 de septiembre de 1821, como un acto que fue proclamado por las élites y notables de la Ciudad de Guatemala y algunos de las otras provincias del Reino para prevenir las consecuencias que serian temibles en el caso de que la proclamase el mismo pueblo. Como podemos observar los actores sociales previenen la posible movilización de las masas.

Siguiendo esta línea de interpretación historiográfica sobre el acta de independencia, al respecto el historiador Louis Bumgartner (1997) citando a Valle, explica que el único cambio que se produce en el Gobierno de Guatemala después de la mañana del 15 de septiembre, está en que ya no le debía obediencia a Fernando VII y a España. Todo lo demás continuaba igual. Los sectores dominantes de las provincias seguían mandando y en apariencia lo hacían más por designio que por accidente. En un mismo lineamiento del análisis historiográfico de la declaración de independencia, David Browning (1982) considera que fue incomprensible e irrelevante para la mayoría de los habitantes. 

Se observa que desde los diferentes análisis historiográficos, se considera que el proceso de independencia en el Reino de Guatemala se desarrolló a través de un núcleo de intelectuales orgánicos, que tienen por objetivo salvaguardar sus intereses sociales, económicos y raciales, este grupo es conocido como “los Criollos”, dicho acontecimiento se enseña en el sistema educativo a través de la historia oficial como un elemento del imaginario social que el Estado salvadoreño ha construido a través de la historia, por lo cual el acto de independencia que se celebra el 15 de Septiembre por parte del Sistema educativo, refleja un distanciamiento del ritual con las fuentes primarias.   

Conclusión.

Se considera que se debe de indagar la historia nacional a partir de fuentes primarias y secundarias, las cuales ilustran la realidad histórica en que se desarrollaron los movimientos independentistas de 1811 y 1821. Asimismo, la producción académica, que hace énfasis en generar espacios de discusión en donde se desarrollen instrumento de análisis que cuestionen el imaginario social expresado en la historia oficial. Dicha labor genera condiciones para tener nuevos análisis de interpretaciones historiográficas diferentes para comprender la historia de vertiginosa de El Salvador. 



Referencias.

  1. Aguirre, C. (s.f.). Antimanual del historiador. España: Montesinos.

  2. Ibarra , J. (2004). Historia de la economia de la provincia del Salvador desde el siglo XVI hasta nuestros días. San Salvador: Tecnoimpresos. 

  3. Browning, D. (1982). El Salvador: la tierra y el hombre. San Salvador: MINED.

  4. Bumgartner, L. E. (1997). José del Valle de América Central. Tegucigalpa: Editorial Universitaria.   

  5. Díaz, R. (1993). Gramsci y la construcción del socialos,p. San Salvador: UCA. Editores.

  6. Dutrènit, S. (1988). El Salvador, una historia breve. México. D.F.: Alianza Editorial Mexicana, S.A.

  7. Goberna, J. (2003). Fernand Braudel la civilización y la larga duración. Estudios gallegos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 221.

  8. Grenni, H. (2013). Represenattividad y pueblo en las revueltas de principios del siglo XIX en las colonias hispanoamericanas. San Salvador: Tecnoimpresos.

  9. Marroquín, D. (2000). Apreciación sociológica de la independencia salvadoreña. San Salvador: Concultura.

  10. Martínez, S. P. (s.f.). La patría del criollo. Editorial EE.

  11. Meléndez, C. (1971). Textos Fundamentales de la Independecia Centroamericana. Ciudad Universitaria Rodrigo Facio: Editorial Universitaria Centroamericana EDUCA.

  12. Méndez, J. M. (1998). Insurreciones en El Salvador. Independencia de México y de Centroamérica. San Salvador: Tecnoimpresos.

  13. Ortega, V. A. (1995). Autoritarismo y Democracia en Centroamérica: La larga duración (siglos XIX y XX). En K. T. (Ed), Nicaragua en busca de su identidad (pág. 539). Managua: Instituto de Historia de Nicaragua.

  14. Rosas, E. N. (1991). Para interpretar a Clifford Geertz.Símbolos y metáforas en el análisis de la cultura. ALTERIDADES, 44-45 .

  15. Villoro, L. (s.f.). La revolución de independencia. 

  16. Zimmerman, G. B. (2009). Estudios culturales centroamericanos en el nuevo milenio. En M. Zimmerman, Estudios culturales centroamericanos: Economía política, indios y ladinos desde la colonia hasta el período de la globalización (pág. 54). San José: UCR.




 

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