Martes, 03 Noviembre 2015 00:00

Gloria Salguero Gross, una derecha en resistencia

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Dagoberto Gutiérrez

De rostro altivo, esmerada presencia personal, con un paso siempre apresurado y hasta nervioso, mirando siempre hacia adelante y con sus ojos puestos en su interlocutor, muy segura de sí misma y determinada. Así era Gloria Salguero Gross.

Su nombre circuló en el mundo político en aquellos días en que se impulsó, desde el ejército y la contra insurgencia, una reforma agraria. Esta generó la mayor resistencia y una férrea disposición de enfrentar toda política que en cualquier forma intentara cambiar las reglas del juego o el juego mismo.

Estos años eran de culminación de la crisis estructural y Gloria, de una familia de terratenientes, de cafetaleros, dueños de tierra, se perfiló desde un principio como una activa, firme y consagrada militante de las filas de la derecha, con una posición muy clara y definida.

Santa Ana era y es una ciudad muy conservadora por el predominio de los grandes propietarios de café. Lo era en esos años y lo sigue siendo hasta ahora.

Cuando llegamos a los años de acero de la guerra, la confrontación fue total, y desde la clandestinidad del combatiente, Gloria era una combatiente de la derecha que recibía atención y ella también atendía a la guerra con importante esmero. De nuevo, se trataba de una mujer con militancia y con defensa férrea de sus convicciones e intereses.

Siempre nos pareció muy lógica su presencia en la dirección del nuevo partido llamado ARENA, en donde mostró mucha energía y terminante posición. Para nosotros era una política de derecha en quien se podía confiar porque había aprendido a decir lo que pensaba, de tal manera que uno también entendía que había aprendido a pensar lo que decía.

Tenía una característica que nos llamó la atención, y esta era su capacidad para intercambiar opiniones diferentes, para oír a aquel o aquella que estaba en el otro andén y para buscar entendimientos, aun cuando éstos no parecieran fáciles. En ciertos momentos, el tono de su voz parecía indicar ciertas posiciones irreductibles, pero una vez conocidos los caminos, era posible los entendimientos posibles, y los imposibles quedaban ahí sin agravarse.

Como diputado en la Asamblea Legislativa, la traté abundantemente como presidenta de ese aparato y descubrí su altísima capacidad de negociación, su trato comunicativo y su astucia. Por eso, todas o casi todas las leyes que se discutían fueron aprobadas por unanimidad.

Se trataba de una persona con mucha inteligencia emocional, sabemos que ésta se nutre de dos inteligencias: la intra- personal, que es la que se establece en la relación con uno mismo,  y la otra es la inteligencia inter-personal, que es el trato con los demás. Pues bien, Gloria desplegaba en sus funciones una elástica y fluida inteligencia emocional. Esta es la que permite que una persona con poder aprenda a usarlo sin resultar odiada ni odiosa. Gloria aprendió magistralmente el arte de convencer al adversario pero sin perderlo. Hacía gala de esta capacidad, sobre todo con los diputados del FMLN que invariablemente votaban por los proyectos de ARENA.

Incluso en reformas constitucionales como las del Artículo 120 porque en todo ese alambique estaba la mano de Gloria Mercedes. Después de la votación exitosa,  invariablemente la llamaba y la felicitaba, aunque yo no había votado por el proyecto de ley, pero mis compañeros sí. En ciertas ocasiones, yo defendía el derecho de algunos diputados de ARENA de mantener el uso de la palabra, aun cuando desarrollaban discursos anti comunistas encendidos y fervorosos. Por su puesto que Gloria entendía muy bien el juego, y aunque en ocasiones accedía, no siempre ocurría eso.

Su paso por la dirección de la Asamblea fue interrumpida con cierta tensión y confrontación, y vino la crisis al interior de su partido. Esta era inevitable por ser estructural y expresar las contradicciones en el seno de las clases dominantes. Gloria pertenecía a una fracción no dominante ni determinante en esos momentos y su partido estaba siendo controlado, dirigido y apropiado por el sector burgués verdaderamente dominante. Y en efecto, se apropiaron del partido de derecha.

ARENA ha sido privatizado, fue la afirmación que Gloria usó para referirse al fenómeno político, elocuente, que mostró la apropiación del partido por los dueños del país. Claro que la confrontación aumentó en todo el escenario político del país porque, en verdad, una nueva guerra social había sustituido a la guerra civil de 20 años, cuyo fin político militar los guerrilleros negociamos en el documento conocido como Acuerdos de Paz. El pueblo y la sociedad en general no supieron que una nueva guerra había estallado en esos mismos instantes históricos, y que una nueva modalidad de confrontación se gestaba en los corredores más profundos y secretos de la sociedad. Era el terreno de la exclusión económica.

Los partidos políticos renunciaron a hacer política y se transformaron en empresas, las empresas del mercado  pasaron a hacer política y a hacer de la política una mercancía. Todo este mundo de compra-venta y de dominio del precio y derrota del valor fue una caverna a la que Gloria Salguero no aceptó entrar y organizó a su modo la resistencia, y supo desplegar su capacidad de crítica, desde la sociedad y desde la atalaya de las organizaciones sociales.

Su voz se llenó de matices, pero mantuvo hasta el final su independencia, su apertura, su disposición al diálogo y su capacidad para escuchar.

La muerte es una sombra que viaja revuelta con la luz de la vida, es un vientecillo fino que se revuelve con el huracán de las tormentas, es como un pájaro que pía desde un nido desconocido, pero que nunca pierde ni la hora ni el sitio.

Gloria se acostó en Santa Ana, como lo hacía siempre, pero a las 3 de la mañana del domingo primero de noviembre había muerto. Fue un golpe del corazón sin avisos y sin sorpresas. Ella había dicho que la enterraran el mismo día y así fue. La Iglesia Santa Lucía fue el sitio para su misa y el Cementerio Santa Isabel la recibió al final de la tarde, así como ha recibido a miles y miles de santanecos, hasta que la tarde se deshizo y se fugó con las sombras de la noche.

Descanse en paz, Gloria Salguero Gross.

Vicerrector de la Universidad Luterana Salvadoreña

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